¡¡ La Mascarada del Año !!

Sus palabras lograron sacarme una risa algo burlesca, prefería morir antes que me incaran los colmillos y mucho menos en este preciso momento. - ¿Sabes que creo?. - Lo miré con los ojos llenos de ironía pero, con cierta prudencia. - Que te has equivocado de mujer... No te rogaré que me dejes viva, y mucho menos te permitiré que me claves un solo diente ensima. - Le desvié la mirada, el enojo me estaba durando bastante al parecer pero, extrañamente no era así. No precisamente con él. Conmigo misma, ya que por momento a otro, la idea de sentir sus colmillos en mi cuello me empezaba agradar.

- Como te odio. - Digo mirando mi reflejo en el espejo frente a la barra mientras le daba un nuevo trago a la bebida, para luego volverlo a mirar. - Si vas hacerlo... Almenos asegúrate que lo disfrute o acaba conmigo, y que sea rápido. - Me terminé mi trago intentando ahogar mis propias palabras, aunque ya fuera tarde.
No comprendía mis propias actitudes frente a él, o quizás simplemente era que todo aquel rollo me había exaltado tanto que no terminaba de centralizar mis pensamientos en algo fijo e inamobible. Finalmente la muralla que había puesto para resistirme a Klaus, se había desmoronado como si un devastador terremoto lo hubiera dejado en nada.

Miré a Klaus con el ceño algo fruncido, el cual relajé al escuchar sus ultimas palabras que realmente me causaban una gracia en particular, amar y alagar. - Klaus, cariño... - Dije con un tono embriagante en mi voz, tras sentir su impulso de energía que iba con el fin de controlar mis contestaciones, algo que jamás podría hacer. Si no quería problemas en público para empezar no debería haber traído a risitos de chocolate consigo.

- No he sido programada para esos dos detalles que acabas de mencionar, amar... quizás. Pero, ¿Alagar?. - Me reí con sarcasmo negando con la cabeza y mirándolo fijamente. - Ni hablar. - Bebí nuevamente un trago, y voltee a ver a Katherine nuevamente.

- Yo no fuí a quien acompañe a mi enemigo a mis territorios. - Voltee y lo miré nuevamente luciendo una calida pero mesquina sonrisa. - Apenas nos estamos conociendo y ya me traes problemas. Pero, que aburrido sería si no existieran. - Dije finalmente suspirando, estaba cambiante si. Pero reconocía dos cosas; no lograba enfadarme por completo con Klaus, y si Katherine no existiera... Para mi seria demaciado aburrido aunque debia conciderar tambien que para tantos otros era frustrante. Me acerqué nuevamente a él, peligrosamente... quizás demaciado y le susurré sobre sus labios. - No lo vuelvas hacer. - Me sonreí torcido separandome un poco contra mi propia voluntad. Sentía deseos de irme de allí, pero la presencia de Katherine a mis espaldas me lo impedía. No podía abandonar a Elena.

Mientras me acorralaba y veía directo a sus ojos, frivolos como nunca antes me había mirado antes me mantube lo mas inparcial posible, no quería darle a ver que lograría intimidarme asi como asi. Y mucho menos por sobre lo que yo consideraba, mi territorio. Sostuve su mirada en todo momento, definitivamente estaba en plan de no dejarle creer que podía pasarme sobre ensima nada mas porque era tan antiguo como las primeras construcciones egipcias.

Le dejé hablar por supuesto, su voz había sido la mas insencible que había oido jamás, pero sobre todo me chocaba que viniera por su parte. Todo de su parte me chocaba en ese preciso momento, por un lado lo odiaba tanto y por el otro me sentía tan atraída por el... Que eso me hacía incluso enfadarme conmigo misma. Negué suavemente.
- Claro, podemos hacerlo. - Dije en su mismo tono de voz, pero sin quitar los sentimientos de las palabras... sencillamente yo no podía ser asi, no ahora y no con él. - Podemos retrazar la discucion las horas que tu quieras, incluso mi ejecución si asi te parece. Pero, no cambiara nada de lo que todo significa en este preciso momento. - Lo miré desdé mi postura cruzándome de brazos y esperando que me dejara salir de la carcel que formaban los suyos.

Sentía que los ojos me ardían, como había podido ser tan estúpida con el hacia algunas noches atrás. Realmente había sido una buena presa pero, solo por dejarme morder. - No esperaba este tipo de acción contigo. - Terminé de deci desviandole la mirada y clavandola en Elena. La solución para mi problema, al menos pasajeramente era centrar mi atención en lo que era mi objetivo. Despues tendría tiempo para los lamentos.

Me habia cruzado de brazos, y asi me iba a quedar. O almenos eso creía.. Le escuche hablar, con una mirada calculadora que no reflejaba en lo mas mínimo lo que me sucedia por dentro... El era Klaus, uno de los originales, seguramente pocos se le hubieran atrevido como yo.
Me sonreí ambiciosa por mis propios pensamientos, sentía cierto orgullo por dentro, y hasta honor por ser perdonado mi cuello. Dí unos pasos, creyendo que podría separarme de el como si tal cosa... Pero, me detuve a su lado, giré suavemente para mirar su perfil.

- No era una orden... Solo una petición. - Le dije susurrándo, casi como si fuera una disculpa, con aquel tono dulzón y melancólico. - No se que clase de juego estoy jugando... Pero. - Pero, sucede que me está confundiendo, me aleja de lo que quiero, y al mismo tiempo me apasiona. ¿Me lo puedes explicar?. palabras que no le podía decir en aquel preciso momento. Explicame esta extraña sensacion que me da cuando me tocas, en el momento exacto en el que me miras y siento que hasta mis mas oscuros y ocultos pensamientos son vistos.

Estiré mis brazos, haciendo que el acorralado fuera él entonces. - No te concidero dentro de mi tablero. Puedes estar seguro que en la velada en mi casa, jamás pensaria tenerte de enemigo. - Me sonreí cínica por ello, ¿quien querria tenerle por enemigo?. - No necesitas que te aclare que lo mío va mas alla de amistad o enemistad, mas allá de ganar o perder este desafio. - Comencé a susurrarle sobre el rostro, la tentación recorría por debajo de mi piel, y cada nervio rogaba un rose de su intenza piel, para sentir aquella corriente juguetona. - Los demás desapareceran de mis objetivos, tu seguiras permanente. - quité entonces mis brazos de su alrededor, para tomar de la silla frente a él acercarla mas y finalmente sentarme.

- Olle, traeme un Martini, y por favor. Haslo bien. - Le recomendé al joven que había contratado de barman. Devolví entonces mi mirada a los imponentes ojos de Klaus, intentaba ahora decifrar que quería pero sin dudas, y como me había sucedido en las noches anteriores... Me esforzaba para no lanzarme sobre él y arrancarle el traje. Bueno Charlotte, comienza a pensar en otra cosa. Me dije a mi misma intentando distraerme.