Time Out [Libre]

Miercoles a la noche, perfecto. Pasaban los días y yo seguía sin conseguir un talismán. Maldito pueblo...
Patee la tierra bajo mis pies, cuando escuché algo de ruido a por venir de un restaurante. - Buena musica. - Comenté mientras una sonrisa torcida se dibujaba por mis labios. - Buena comida, buenas presas... - Terminé por deducir mientras mi sonrisa se volvía perversa.

Subí los escalones al hall del local, a paso lento y como si de mí se trata de la nobleza. ¿Que me llevaría esa noche para cenar?... Seguramente mucho mas que pollo a la parrilla, mucho más. Prevenida, miré a ambos lados antes de entrar, solo me faltaría que Bonnie se encontrara allí y quiciera acabar conmigo, lo que llevaría a un muy mal desenlace.

Me adentré al local, vistiendo un bestido negro... Sobre mis hombros una chaqueta de cuero y en mis pies unos zapatos de taco alto y negros tambien. Mis cabellos caían glamorosamente sobre la chaqueta, y sobre mis pechos, dandomé una presencia poco comun al lado de los residentes.

Revisé de mala gana el lugar, hasta irme a la barra del lugar mientras esperaba a ser atendida, me pareció ver un rostro conocido tras otra persona...

El apuesto desconcido se sonrio, había algo en el, en sus ojos... En su sonrisa. Había algo en él que me inculcaba demaciados sentimientos. Despedía entonces él, sensualidad tranquilidad por cada poro de su piel. Pero al mismo tiempo su aroma me alarmaba, aquel muchacho era aun mucho mas que interesante... Y por ello, mucho mas que un humano.

Me sonreí sensual, llamativa... Pero sumamente misteriosa. Mis ojos grises siguieron el juego de mis labios. Para finalmente levantar la mano y con una juguetona convinacion de dedos, mirada y labios le saludé. - Hola extraño. - Susurré sabiendo que me escucharía perfectamente.

En aquel momento, el camarero me interrumpió, sacandomé por completo de mi investigación de facciones, sensualidad y miradas...

- Bueno, ¿que tienes?. Dime que algo fuerte... - El joven negó, y apeló que no parecía de edad suficiente para andar bebiendo alcohol. Dios santo... Si ese soquete supiera que tenía mas años que su tatatarabuela . Rolee los ojos, y tomando de la camisa al muchacho, le susurré al cuello asomando mis colmillos... Pero asegurandomé que nadie los llegace a ver. - Escuchame, tengo mas años de los que puedo llegar aparentar. Y tu, tu tienes un par de bellas manos que puedes utilizar para traerme al menos un martini. - Me sonreí, estaba controlandolo con el simple tono de mi voz, no necesitaba mirarle.

Pausé, controlé mis impulsos... El tener que estar en la oscuridad durante el dia me tenía los nervios de punta. Solté al muchacho largandoló un poco hacia atrás y cruzando una de mis piernas por encima de la otra. El joven no se tardó mas, obviamente estaba algo atemorizado.

Perfecto, ya un idiota mortal había logrado ponerme de mal humor.

¿Porque?. Por que se me daba que los hombres se acercaban cada vez que los miraba con "esa mirada". Por dentro me reía, sabía que el se acercaba, aunque no necesitaba verlo. Los cabellos de mi nuca se pusieron de punta, eso era aún mas extraño. ¿Tanto me gustaria?, o ¿Tanto respeto podía irradiar?. Simplemente era una locura...

Me habló, yo giré he hice mis cabellos hacia atras para dejar descubierto mi rostro. Extendió su mano en forma de saludo. Y yo coloqué mi mano sobre la suya... El contacto con él me extremeció, aunque supe disimularlo muy bien, me sonreí como siempre... Atractiva y energica.
- Mi nombre es Charlotte. - le dije mientras el camarero dejaba la botella y se hiba sin dudarlo a otro lugar. - Hace un par de dias que llegue, pero provengo de Francia. - Terminé de comentarle mientras tomba la copa de mi trago, sacaba la aceituna del trago y la mordía... Lo que quizás hacia resaltar mis dibujados labios. Me sentí avergonzada por ello, pues no llevaba la intención de provocarle, mucho menos sintiendo la ola de energía que provenía de el... No quería imaginarme en que podrían acabar los hechos.
- ¿Qué me cuentas de ti?... - Le pregunté curiosa y queriendo desviar la situación de mi torpe accionar.

Analizaba todas y cada una de sus palabras. Mis ojos se entrecerraban sin darme yo del todo cuenta, mientras una sonrisa de lado se quedaba congelada en mi rostro. ¿Ser el dueño de todo?, ¿Sin lugar de prosedencia?. O era asquerosamente poderoso, aun mas de lo que se dejaba demostrar, o realmente tenía algo que ocultar.
¿Ocultar?, perfecto... Pero de que, para quien pero sobre todo, ¿Porque de mí?... Es decir, ¿tendria todo ello algo que ver con mis extrañas sensaciones?.

Había casi ignorado sus movimientos, cuando el brindis se me vino ensima como un tren... Entonces, salí de mis pensamientos, devolviendo la mirada a mi copa, y luego a la suya... Plagué en mi rostro una sonrisa torcida, casi ciniestra. - Por dos balas perdidas entonces. - Correspondí a su brindis y bebí delicadamente de mi copa, moviendo mi cuerpo como cual serpiente, apoyé mi codo sobre la barra, extendiendo mi cuerpo hacia atras y dejando la copa sobre la barra.

- En realidad, no se a que diablos vine aqui... Si es lo que quieres saber. - Mi voz era otra, una voz que en otros momentos pensaría que no era mía. Aunque, en realidad si lo era... Lo era de hace docientos años atras, cuando lo unico que deseaba era desgarrar el cuello de todo aquel que se me acercaba, el estar bañada en riquezas... De ser un demonio de carne y hueso, y aunque un pobre muchacho había mermado mi marcha, no significaba que dejaría de serlo alguna vez... La pesadilla para cualquier persona...

- Nada mas llegue, alguien tumbó mi auto en la carretera, en las cercanías del bosque. Casi me mata, pero no fue asi. - Volví a tomar mi copa, terminandolá de una vez por todas, la cuestión me ponía como loca... - Fué patetico. - Enmarqué sintiendomé casi avergonzada pero no tanto como furiosa. - Me despojaron de mi talismán. Y todavía aun me dejaron a mi suerte. Hasta que una jovencita rubia, con un collar de verbena y una bruja me encontraron. Perfecto... - Miré el cuello del hombre, sus hombros... No tenía nada que envidiarle a cualquier otro, tenía un buen fisico. - ¿No?. - Dije mientras enarcaba mi ceja...

Miré al camarero, y le hice señas con mis dedos. - Traeme el mejor Champang que tengan, y si es un Cristal de Loius Roderer mucho mejor. - El camarero aun estaba algo aterrado pero, ya no tanto - Anda, que vale mas que tu cabeza. - Le digo simpáticamente.

- Pero, si lo quieres saber. Realmente no lo sé, Mystic Fall's tiene algo extraño. Y estaré encantada de descubrir que es. - El joven traía una botella de Cristal, no de las mejores cosechas. Pero, algo era algo.

Sabía que habia abierto de mas la boca con aquellas palabras, y el vampiro era tan eficaz para los acertijos como lo podía ser yo. Me sonreí maliciosamente... y deje que continuara hablando hasta que finalmente me dejo lugar a la palabra.

- Pues la verdad, no es para nada efectiva. - Dije negandomé, la verdad era que nisiquiera sabia si podía hacerme esta un talismán nuevo... Pero, lo necesitaba y urgente. - Y para ser realmente sincera contigo. - Y apoyé mi cuerpo sobre la barra mientras servía mi copa, y le ofrecia con un simple gesto. - Si no fueras tan poderoso como puedo llegar a sentir que eres. Te lo hurtaría, realmente me hara falta. - Dije mirándolo con picardía por la ranura de mis ojos, mientras terminaba de servirme la copa.

Mis pesamientos se habían ido lejos del extraño vampiro, habían vuelto a Bonnie, a sus ojos verdes, a los ojos celeste cielo de Caroline... Dos jovencitas humanas, dulces y atentas. Les debía, y costosamente podía decirles. La existencia sin preocupaciones en aquel pueblo. Algo que bajo las palabras de Charlotte Rousseau, valían demaciado... Aunque jamás admitiria bajo ningun tipo de tortura que le había tomado algo de afecto a un par de humanas.

- Para empeorar las cosas. - Me giré y le hable con una sonrisa pintada de travesura a mi deseable acompañante. - Compre una llamativa casa a los arededores del bosque, o el bosque alrededor de ella. Como sea, Y tiene lo ventanales mas enormes que hay en el mundo. Debo pasarme el dia en una cueva. No lo creo justo. - Mire de reojo a joven. - Siendo tan superiores debamos escondernos de la luz natural. Que chiste. - Murmuré para luego volverla a mi copa.

- En París, heredé de mis padres una importante suma de dinero, una mansión y la empresa de viticultura. - Me encogí en hombros sensualmente resaltando mi gesto con mis labios. - No me puedo quejar me doy todos los lujos. - Aunque tambien tenía negocios mas turbios que aquello que llegaba a contar.

Obvie si me amenazaba o no. Realmente no me importaba, de lo que hacía que estaba allí, y luego del choquecito y el hurto... El mundo entero se podía ir al diablo que yo iba a estar leyendo el diario. Volvió a repuntar el tema de Bonnie, lo cual me hizo ceñir el entrecejo, pero al igual que lo anterior, y sin saber exactamente si estaba subestimandomé o no. También lo deje pasar, no daría mas información de la que ya había dado... Y podía amenazarme o lo que quiciera que ni muerta ni de mi sangre podría sacar lo que estaba buscando.

Aunque ya sabía perfectamente que Bonnie, era descendiente directa de las sangres de Salem. Yo misma habia conocído a su antepasado, quien me había hecho mi talismán. Detalles, de los cuales no hablaria, fue cuestión nada mas de tener a la joven morena de ojos intenzos enfrente para saber de quien se trataba. Sin juegos, ni tactos.

Algo me decia que aquel vampiro de bueno no tenía nisiquiera el pelo. Me sonreí, la verdad era que me gustaban malos. Pero, no buscaba que le hicieran daño a los que estaban de mi lado.

- La verdad esque, felizmente mis padres estan muertos desde hace trecientos cincuenta y dos años para ser exactos. - Me sonreí maliciosa y sastisfecha de poder decirlo. - La realidad, esque no los extraño y jamás lo haría. Pero, lujos son lujos... Dinero es dinero y es lo que he heredado gracias a su dichosa muerte. - La realidad era que los detestaba, por lo que habían hecho de mi y conmigo cuando era humana y mas indefensa que un conejo. Pero, en especial a mi madre, por meter en mi casa un tipo que desconocía, era diabolico vampiro... Y demas cosas sobre las que podría hablar horas y horas. - Y hasta donde yo sé, no tengo descendientes. De eso me aseguré muy bien. - Me sonreí torcida recordando los baños de sangre.
Entonces continué bebiendo de mi copa, mirándolo fijamente, sentía una extraña sensación de conocerlo. Aunque no recordaba especificamente de donde tenía grabado ese rostro. Después de todo, antes de decidirme por dejar Paris completamente había viajado a varios lugares. - Imagino que conoces Egipto... ¿No?. De alli es originaria nuestra preciada piedra, el lapislazuli. - Era mi tierra favorita, me sentía parte de todo aquello, como si al ir mi cuerpo se hiciera parte de la arena por el día, y del cielo durante las oscuras e infinitas noches negras que posee aquel lugar. - Y pensar que en la antiguedad la colocaban en las mascaras de sus difuntos faraones para protegerlos. - Terminé por decir esperando su respuesta, mientras volvía a servir mi copa.

La charla me parecia bastante interesante, sin embargo... Para mi habia algo que no encajaba. No diplomacia, no soluciones, no piedad... No humanos. En fin una ecuasión fácil incluso para un niño de doce años. Sin humanos, no había sangre y sin sangre, chauchau adiós a la especie.

- Si... genial. - Dije de mala gana abortando todo deseo de poder absoluto, narzicismo, y demás cualidades. Di un trago moderado a mi copa, la cual finalmente volví a apoyar sobre la barra. Lleve ambas manos sobre mis desnudas rodillas y sentandomé erguida y engreídamente, comencé hablar.

- No quiero onfenderte... Adolfo Hitler. Pero, gracias a todas estas miserables y rastreras vidas humanas que nos rodean somos algo. - Ladee mi rostro a un lado y me sonreí irónica, como si me llevara el diablo que pudiese hacer el conmigo... Por momentos, sentía todo perdido y por otros, simplemente no. - La raza se a mantenido muy bien como ha estado viniendo, y que hayan tantos de los nuestros en un mismo lugar. Y en uno tan pequeño, por cierto. - Comenté dandolé cierta gracia y obviedad al comentario mientras con un ademan invitaba a nada mas fijar la mirada en que realmente mystic fall's no debía contar con mas de dos o tres vampiros... Si era posible.

- Y yo creo fielmente, en que todo aquel inadaptado que pueda traer problemas a la raza debe ser eliminado. - Mis ojos demostraban pasión y seguridad en las cosas que decía una tras otra, como si de ello dependiera mi vida... - Bien tu debes saber, el trabajo que ha llevado mantener nuestra especie, si asi nos podemos llamar. Alejada de los ojos curiosos de los humanos. Y de que se pueda desatar una guerra en la que solo una raza prosperará. La nuestra, el problema.. es que como cual ganado prospere para sustentarnos. - Y en ello, se caía cualquier plan narzicista existente.

Resoplé, y me relajé apoyando mi brazo en la barra mientras acomodaba mi cabello hacia atrás vanidosamente.

El vampiro se atrevía a tocar a mi creador, dificilmente podía contener aquella fuerza, aquel odio... Todo ese repudio, era una ola de poder que osaba por salir de mi ser de la forma que se le hiciera posible.
Elevé mas mis facciones, como la antigua aristocracia solia hacer, como para parecer mas poderosos, intocables... Altos. Pero, aquel no era mi fin, peleaba internamente por no explotar y hacer un desastre de todo aquello.

Pero, para mi sorpresa, hablaba de alimentarce de otros vampiros, una dieta que durante cien años había seguido al pie de la letra. Asecinaba a otros como yo para quedarme con su poder. Pero... Un joven llego para destruir todo aquello, o permitirle yo destruir todo lo que yo había sido. Cualquiera fuese la cuestión. Lo que me decía aquel vampiro no me era ninguna sorpresa.

Finalmente, y para terminar de dar la gota que haría explotar su poción, metió en medio a mis conocidos. Bonnie, Caroline... quizás Kayla tambien.
El cambio en mis ojos fué drástico, lejos de volverce rojos y enredarce en venillas. Dejaban la redondez negra e insipida de la pupila, para ovalarce y dejar ver unos ojos gatunos, llenos de todo aquello que había logrado despertar.

Sin despegarle la mirada, y sin importarme si veía ciertamente lo que sucedía en mis ojos o no. Tomé la copa que ahora se encontraba junto a su brazo y aún sin decir nada bebi de ella. Todas aquellas acciones tendían de un fino hilo que llamaba, lo que me quedaba de tolerancia.
Bebí nuevamente, y sonreí mesquinamente, como jamás lo había hecho. - Caballero Klaus... - Y dejé el suspenso sobre mis primeras palabras, los sentimientos de ese preciso momento eran una hoguera que aún intentaba controlar. - Creo que a cometido usted un error al mencionar a mi creador. Que lejos de alguna vez dignarce a enseñarme algo de todo lo que sé. Nada mas se marcho. Largandomé a mi suerte. - Mi rostro, inexpresivo, acompañado por mis gelidos y ahora mas demoniaca mirada. Dejaban en claro los limites y posibilidades de mis conversaciones.

- Encuanto a mis conocidos... o recien conocidos. Nada mas le puedo asegurar que soy una criatura por sobre todas las cosas territorial. Y que para llegar a la gloria, es capaz de cualquier cosa. Inclusive sacar los obstaculos mas dificultosos que haya podido imaginar. - Me sonrisa, en aquel momento y tras mis palabras era sensual casi dulce... Mi mano, rozaba la finura de la piel de mi acompañante, pasandolá por la base de su mandíbula.

Finalmente, mis ojos volvían a la normalidad. - Por ahora mi unica preocupación Klaus, es lograr caminar bajo la luz del sol. Un paso a la vez. - Terminé y copa, nada mas para volver a servirme y servir la de él.

- Puedo notar, el roce en nuestra conversación. Como si fueramos una cosa rara. - Lo miré desplegando mi sensualidad tras el misterio de mis cabellos sobre mi rostro. - Como si estuvieramos en puntos opuestos y en el mismo lugar a la vez. ¿Me equivoco?. - Pregunté obviando la respuesta... En menos de una hora, había hecho uso de casi todas mis personalidades, aunque aún guardaba bajo los siete candados un par.

Su contestación terminó por calmarme, realmente no quería explotar y dejar lo que por tanto tiempo había enterrado... Realmente tampoco había querido parar en aquel pueblo, ni tener el accidente. Solo había buscando algo de paz. Y parecía que era lo ultimo que iba a encontrar en aquel lugar.

Lo escuché sin ya objetar nada más, o quizás si una cosa mas. - Ya no tengo nada que perder. - aquellas palabras vacías de interes sobre lo que podría llegar a suceder conmigo, fueron acompañadas por un gesto que terminaba por darle vericidad. - A veces creo haberlo vivido todo. Es decir, dispalfarre riquezas... Asesiné humanos, sin motivos nada mas por poder, le dí caza a los de nuestra raza por la misma razón. Y cree caos a cuanto pude. Y luego, me enamoré... lo dejé todo y finalmente perdí a esa persona. Ya no queda que por hacer. - Me reí por lo bajo por mis propias palabras.

- Sabes, tengo la cruda sensación de haberte conocido antes. - Llevé entonces la copa hasta la comisura de mis labios y la apoyé allí, pensando seriamente de donde lo conocía. Ya había vuelto a mis cavales y me sentía sumamente calma y segura. No esperaba una respuesta a mi duda, por lo que seguí conversando como si nisiquiera hubiese hecho mensión a la anterior.

- Sabes, quizás si fuera mas amable y sabiendo que no tiene donde parar. Podría ofrecerle mi morada hasta que se decida por sentar cabeza o irce del pueblo. Pero.. - Sonreí cínicamente bajando y levantando el rostro nuevamente, demostrando cierto misterio y quizás hasta... ¿Vergüenza? - Creo que no soy lo suficiente amable para hacerlo por el momento. - Aunque a lo que verdaderamente si estaba buscandolé una respuesta era el porqué había podido revolver tantas emociones en apenas algunos minutos un simple desconocido.

Lo vi mover su copa entre sus dedos, el champang girando y limitado por el expesor de la copa. Aquel simple movimiento me llevó a algo mas...

Recodaba una copa de vino tinto rodeada por un par dedos masculinos, que los acompañaban una mirada que para mi en aquel tiempo era tenebrosa. Movia la copa con gracia entre los dedos, aquel era el desgraciado que me había tocado por padre, una cena mas como cualquier otra. Y que terminaría como cualquier otra... Yo en medio de los dos en una gigantesca y frívola mesa familiar, recordando el paso a paso que me había enseñado mi instructiva sobre el comportamiento sobre la mesa, no eran mis intenciones ser el caudal de una nueva pelea.
Pero, de nada servían mis esfuerzos de todas formas ellos peleaban...


Deje aquellos inútiles recuerdos de lado, eran pasado y basura. Me centré en las palabras de aquel vampiro cerrando los ojos mientras humedecía mis ojos con el fino licor, para luego saborearlo de mis propios labios.

Se sentía sorprendido por mis palabras de que ya no tenía nada mas que perder, como si largara mi existencia por la ventana. Sentí su caricia sobre la piel que rosaba en mi mano y nuevamente los cabellos de mi nuca se ponían de punta. Su tacto era una corriente que respondía con cierta agresividad... Me sonreí de lado, con gracia y sin perder los cavos de mi sensualidad.

- Quizás si nos hemos visto alguna vez... La verdad que no podría asegurarlo en este preciso momento. Pero, esque he viajado por este diminuto pedazo de tierra y tal vés solo a sido una mirada aventurera la que te haya dado. - Buscaba un justificativo para mi falta de memoria, aunque realmente no la había. Quizás había sido anterior a mi converción ya que de mi juventud poco recordaba... Agregando de que mi padre había estado bien acomodado en la aristocrácia.
Bueno, de cualquier forma ya no importaba, lo tenía frente a mi ahora.

- Y que no tenga nada que perder, en realidad no debería defraudarlo. - Bajé mi brazo, apoyandolo sobre la barra hasta acentar la base de la copa, la cual comencé a girar con un simple movimiento de mis dedos. - Quizás si sorprenderlo. Porque, sea lo que suceda en este pueblo puede llevarce mi existencia que no me pienso detener. - Pinté entonces una sonrisa torcida que apenas dejó entre ver mis colmillos, paseando mi mirada desde el licor en mi copa hasta los misteriosos ojos de mi acompañante.

Detuvo mi movimiento frenético, obviamente le molestaba. Y comenzaba a acostumbrarme a esa corriente en mi cuerpo, solía ser inestable... Ambigua, cambiante de un momento a otro. Pero ya me sentía bajo control o almenos eso parecia.
Lo escuché con atención, y el cambio el tema sin dejarme explicar, que una cosa es querer morir sin ninguna motivación y otra es no importarle morir siguiendo sus convicciones. Pero, ya no importaba explicarlo quizás algún dia notaria la diferencia de lo que habia querido decir y lo que habia entendido.

De manera muy sutíl me propuso a lo que yo llamaría "tutearnos", me sonreí con algo de descaro a un costado mientras los ojos desbordaban en gracia por aquellas palabras. - Esta bien, podría ser divertido comenzar a tratarte como si tuvieras mi edad. - Me sonreí de cierta manera provocativa mientras pestañe con cierto sarcasmo pero, sin dejar de lado la gracia que me daba la situación.

- Sabes, intando complementarme con el ambiente... - Dije de manera ironica, ya había soltado mi seriedad y hablaba como si de un amigo de toda la vida se tratara. - Conseguí un par de trabajos interesantes, como secretaria del alcalde y gerente de la biblioteca. Lo que me permitira averiguar algo mas sobre Mystic. - Miré el lugar viendo comenzaba a llenarce de gente, de aromas... - Ademas tambien, que voy a inagurar un bar. - Me encogi de hombros, adoraba mantener mis veinticuatro horas tapadas en cosas.

Lo escuché con atencion, pues no me gustaba mucho interrumpir la conversación de otros, sin embargo... No pude dejar de notar su sarcasmo hacia el apellido del alcalde. Que no me interesaba escarbar por cierto... Cada cual en lo suyo.

- Estas invitado. - Le dije sonriendo y tomando de mi copa. - Es mas, inaguro mañana en la noche, y quiero que asistas. Es una fiesta tematica, tendrás que llevar una mascara... - Miré su copa vacia y miré de reojo al camarero. - Además de la pesima atención. - Comenté sonriendo irónica pero, sincillamente molesta por aquella falta de delicadeza... Llame al joven humano con la mano y con cara de pocos amigos.

- Olleme, ya me he cansado de llenar las copas, como mozo y caballero deberías hacerlo tu. - le dije mientras entrecerraba mis ojos, y el joven lleno las copas, algo inhibido por la acusación y se alejo nuevamente.

- Como sea, creeme que he traeré licores de buen gusto. Tambien hay mesas de Pool. Me encanta el pool. - Comenté tomando de mi copa y bebiendo con delicadeza.

Coincidiamos en los trabajos, es decir... lo vería mas seguro de lo que realmente tenía planeado, lo cual no me era un problema pero me ayudaria a conocerlo mas y saber que tramaba. Sus palabras eran de doble filo ocultaba algo. No sabía como, pero sabia que algo se traía entre manos. - Opino que seremos excelentes compañeros de trabajo. - Contesté casi en un susurro, mientras llevaba la copa a la comisura de mis labios nuevamente y sonreía con sensualidad.